El informe que dice que América Latina no alcanzará las metas de educación propuestas en la agenda 2030

Fue elaborado por la Unesco, Unicef y Cepal, y compartido por el diario El Espectador. Mostró que las dificultades económicas y la pandemia de coronavirus frenaron los logros educativos alcanzados en la última década en la región. La única manera de cumplir la meta, advierten los investigadores, es modificar el rumbo de las políticas públicas y destinar mayores recursos.

Las dificultades económicas y los devastadores efectos de la pandemia por el coronavirus contribuyeron a la desaceleración y el estancamiento en el avance de los logros educativos entre 2015 y 2021 establecidos en la Agenda de Educación 2030.

El informe se centró en identificar los desafíos que enfrenta la región y cuáles son esas áreas que requieren una atención urgente de los países para poder cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4, que consiste en garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos.

Las entidades señalaron en el documento “La encrucijada de la educación en América Latina y el Caribe. Informe regional de monitoreo ODS4-Educación 2030″, que entre 2015 y 2020 la matrícula de la educación preprimaria, que es la que se centra en la atención de cero a dos años, se incrementó en 2,1 millones de niños y niñas.

Aunque esta cifra muestra un crecimiento un poco más acelerado en la educación preprimaria, los investigadores advirtieron que durante la pandemia por el coronavirus se pudo observar que la primera infancia no fue priorizada. Esto, añadieron, fue uno de los factores que puso en riesgo los avances obtenido en años anteriores.

Claudia Uribe, directora de la Orealc – Unesco, en la presentación del informe, explicó que otro de los factores positivos que se encontró en el documento fue la continuidad en el crecimiento generalizado del nivel educativo de la población. “Se reconoce en el incremento de los niveles de alfabetización de los adultos y en el máximo nivel educativo alcanzado por la población, indicadores que llevan décadas de avance sostenido. Por ejemplo, en los últimos diez años la cantidad de analfabetos se redujo en 7,7 millones, aunque en las zonas rurales el 12,8% de la población joven y adulta es aún analfabeta”, añadió.

Uribe aseguró que aunque hay datos positivos en cuanto a la educación en América Latina, es necesario una mayor inversión y capacidades estatales para conducir los procesos de mejora y transformación de la educación para acelerar el avance en las metas educativas que se estableció en 2015.

En cuanto a las tendencias negativas, el informe mostró que entre 2015 y 2020 la tasa de finalización de la educación secundaria se incrementó en 1,9 puntos para el primer semestre y 2,1 para el segundo. Mientras que para el periodo comprendido entre 2010-2015 estos valores eran de 6,1 y 6,0 respectivamente.

La otra tendencia negativa se centra en el acceso a la educación primaria y secundaria. De acuerdo con el documento, “el porcentaje de la población fuera de la escuela en educación primaria y secundaria prácticamente no se ha modificado durante este tiempo”. Para 2019, 10,4 millones de niños, niñas y jóvenes se encontraban excluidos del acceso a la educación primaria y secundaria en América Latina y el Caribe.

Además de estas tendencias negativas, los investigadores advirtieron que los logros de aprendizaje se ven amenazados por varios retrocesos, la mayoría de ellos debido a la pandemia por el coronavirus. De hecho, en los resultados de las pruebas del estudio ERCE 2019, elaborado por la UNESCO, y los de la evaluación anterior (TERCE 2013), la región no logró mejorar en las áreas de lectura, matemáticas y ciencias, lo que sí había ocurrido entre 2006 y 2013.

Respecto al financiamiento de la educación, dimensión clave de la política educativa y que acompaña las tendencias identificadas, 15 países de América Latina y el Caribe redujeron su inversión pública en educación desde 2015. Este estancamiento se acrecentó con la crisis de la COVID-19, que solo en 2020 implicó una contracción económica del 7,7% del PIB. Entre 2015 y 2019, el gasto educativo como porcentaje del gasto público total cayó del 16,1% al 15,4% en la región y, en relación con el PIB, cayó del 4,5% al 4,3%.

En cuanto a la financiación de la educación, los 15 países de la región redujeron su inversión pública en educación desde 2015. “Este estancamiento se acrecentó con la crisis del coronavirus, que solo en 2020 implicó una contracción económica del 7,7% del PIB. Entre 2015 y 2019, el gasto educativo como porcentaje del gasto público total cayó del 16,1% al 15,4% en la región y, en relación con el PIB, cayó del 4,5% al 4,3%”.

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